La saga Football Manager siempre ha sido una cuenta pendiente que he tenido durante muchos años de mi vida. Veía a la gente enganchadísima y yo no era capaz de tan siquiera terminar una temporada cada vez que lo probaba.
Me encanta el fútbol y me gustan los juegos de fútbol, ¿por qué algo como Football Manager no me enganchaba?
Era una cuestión de cambiar el chip. Cuando asimilas y entiendes que lo menos importante del juego son los partidos de fútbol es cuando empiezas realmente a disfrutarlo.
A Football Manager 2013 le dediqué unas 40 horas. Ahí se podría decir que empecé a entender de qué iba el tema.
Con Football Manager 2014 llevo 74 horas y acabo de terminar mi tercera temporada. Una media de 24 horas por temporada. Una completa locura.
Creo que explicar a estas alturas de qué va Football Manager es tan osado como innecesario. Así que he decidido enfocar el análisis de una forma algo distinta.
Os quiero contar brevemente cómo han sido mis tres primeras temporadas en Football Manager 2014. ¿Empezamos?
Temporada 1, iniciándome en la K-League.
Siento especial predilección por Corea del Sur. Sobre todo por su cine y, en menor medida, por su selección de fútbol (es una historia larga que no viene al caso contar). Tenía muy claro que iba a empezar mi primera temporada allí y, por supuesto, manejando al Seoul. También me había marcado un objetivo: no salir de ese club hasta conseguir Liga, Copa y Champions.
Lo primero que aprendes cuando juegas a Football Manager es que tu experiencia con él te va insuflar una inyección de cultura futbolística. En FM14 todo lo que vemos es real, los jugadores son reales, sus clubes, competiciones, e incluso el comportamiento de todo el entorno que rodea al equipo.
Mi afición se excitaba demasiado días antes de enfrentarme al Suwon (casi siempre me ganaban, por cierto). Es ahí cuando descubrí la intensa y eterna rivalidad real que tienen estos dos clubes.
También me llevé una sorpresa cuando terminé la liga y descubrí que allí en Corea el título y el descenso se decidía en una segunda fase donde los siete primeros y los siete últimos se enfrentaban entre sí nuevamente. ¿Sabéis lo que quiere decir esto? Que en FM14 se han molestado en trasladar de forma realista las ligas de 51 países distintos. Es una completa burrada de trabajo. Sobre todo cuando miras a, por ejemplo, Pro Evolution Soccer, que trae solo 5 o 6 ligas y ves que no son capaces de hacerlo bien. Y con hacerlo bien me estoy refiriendo a algo tan simple como respetar las normas de la liga a la que supuestamente estás simulando. No pido mucho.
Mis primeros pasos manejando al Seoul fue intentar conocer a los futbolistas. Afortunadamente ya conocía a la mayoría y no me costó mucho hacer la alineación. Aquí lo tuve claro: puse a los mejores. Y me llevé la desagradable sorpresa de que ganaba todos los partidos con mucha facilidad y sin apenas intervenir dando instrucciones durante el encuentro.
Me decía a mí mismo: “pues vaya mierda de simulador”. Pero, en el momento menos pensado, liderando la tabla de clasificación, mi equipo perdió contra el colista. ¿Exceso de confianza? Lo hemos visto en la vida real muchas veces. Igual que lo que me pasó a mí a partir de ese momento: la moral de mi equipo bajó y encadené una serie de derrotas que me hizo perder el liderato y quedarme casi en la parte media de la tabla. No daba crédito. En mi obsesión por volver a la situación inicial solamente ponía a los “titulares”, convenciéndome de que ellos serían los que tendrían que devolver al equipo a su lugar en la tabla. Pero los problemas continuaron, muchos jugadores se sentían molestos ante la falta de minutos. Algunos me pedían irse cedidos, otros directamente querían ser transferidos. La situación era un caos.
En medio de toda esta tormenta acabé eliminado de la Champions en octavos de final y la prensa empezó a lanzar dardos envenenados que aseguraban que la directiva estaba cuestionando mi trabajo al frente del equipo.
Y efectivamente lo estaba haciendo fatal, excepto por un pequeño detalle: llegué a colarme en semifinales de la Copa de Corea. Debo decir que en Corea del Sur llegar a cuartos o semifinal de la Copa no es muy complicado, puesto que en ella intervienen hasta equipos que no son profesionales, por lo que resulta bastante fácil colarse en las últimas rondas si eres un equipo de primera.
La moral del grupo empezó a subir, en parte porque esta vez me esforcé en tener charlas con ellos y hacer rotaciones que permitieron jugar a la mayoría. Empezamos a encadenar victorias en liga que nos acercaron al liderato, pero ya habíamos perdido demasiados puntos como para ser un aspirante serio al título.
En toda esta buena racha de resultados logré colarme en la final de la Copa.
El partido fue contra el Seongnam. Aquí descubrí por primera vez lo que se sufre en un partido importante de FM14. Llegar a la final de una competición, disputarla y que tú solo seas un espectador (en realidad no, pero ya me entendéis) es algo que remueve los nervios hasta límites impensables. Algo solamente comparable a ver un partido real de tu equipo.
La final acabé ganándola y con eso pude salvar la temporada. La directiva, que empezaba a cuestionarme, se relajó y me dieron la oportunidad de seguir dirigiendo al equipo.
En mi primer año conseguí la Copa del país. No está nada mal, ¿no?

ESTO NO PASA EN LA LIGA ESPAÑOLA
Temporada 2, entendiendo la K-League.
Mi segunda temporada en la K-League me supuso una serie de desagradables sorpresas. La más impactante fue descubrir que el mejor jugador de mi equipo, Yun il Lok, tenía que cumplir el servicio militar obligatorio del país, así que me lo quitaban durante 2 años. ¿¿¿¿???? Mi cara fue un poema. Me informé por internet y efectivamente eso ocurre actualmente en la K-League con sus jugadores.
De hecho para que no pierdan la forma durante los dos años de cumplimiento se decidió que esos jugadores podrían disputar partidos con equipos de las fuerzas de seguridad del estado.
¡Vaya con el realismo de FM14!
Superado el shock inicial me vino de sopetón otra bofetada: en la alineación que se presenta ante un partido de la K-League debe haber, obligatoriamente, un jugador sub-23 como titular y otro como suplente. No había tenido que sufrir esta norma puesto que mi joven Yun il Lok era titular indiscutible siempre, pero ahora las cosas cambiaron.
Tuve que ir al mercado y empezar a buscar jugadores como loco. Y he aquí la tercera bofetada: un equipo de la K-League solo puede tener a tres jugadores extranjeros durante los partidos.
Ya os imaginaréis lo que supone algo así. Limitarte solo a poder fichar a jugadores de un país es algo bastante frustrante. Y si encima ese país es Corea del Sur, donde casi todos sus jugadores se llaman igual, la situación se vuelve bastante loca.
Quise aprovechar uno de los huecos que me permiten tener a jugadores extranjeros para fichar al gran Raúl, ya que mis delanteros daban bastante vergüenza ajena.
Conseguí hacerle una oferta millonaria al club y, después de mucho insistir, conseguí que aceptaran ponerme en negociaciones con el jugador. Pero aquí se terminaron todas mis ilusiones, el representante de Raúl me dijo que su cliente no estaba interesado de ninguna de las maneras en formar parte de mi equipo.
Aquí se aprende otra de las lecciones más duras de FM14: la situación es realista SIEMPRE. No esperéis que un gran jugador vaya a tu equipo solo porque hayas conseguido reunir mucha pasta, eso solo pasa con Etoo.
Conseguí salir adelante y de forma bastante satisfactoria. Ya me manejaba bastante bien con el equipo y la temporada empezaba a pintar bastante bien. De nuevo en semis de Copa, entre los tres primeros en la liga y, atención, en cuartos de la Champions.
Pero entonces ocurrió lo que considero uno de los grandes fallos de FM14: las lesiones irreales. No es normal que se lesionen tantos jugadores SIEMPRE durante todas las temporadas.
Mis mejores jugadores fueron cayendo uno a uno y eso fue repercutiendo negativamente en los partidos. Además, por si fuera poco, empezó el mundial.
No sé si lo sabéis, pero la K-League se juega en distintas fechas que las ligas Europeas. Y, sopresa, esa fecha coincide con el mundial.
¿Y qué pasó? Pues que varios de mis mejores jugadores fueron convocados por su selección, y todo ello durante la fase más crítica de la temporada.
El resultado creo que era previsible: dejé de ser un serio aspirante a ganar la liga y perdí la eliminatoria de la Champions.
Se volvía a cuestionar mi puesto hasta que, en un giro de guión imprevisto, consigo meterme por los pelos nuevamente en la final de la Copa. Esta vez contra el Sangju.
Afortunadamente el partido lo gané de paliza y conseguí hacerme con el trofeo por segundo año consecutivo.
Suficiente para que la directiva siguiera confiando en mí. Dos títulos en dos años. Me sentía orgulloso.
Temporada 3, lección aprendida.
Con dos temporadas a mis espaldas tenía muy claro que no iba a caer nuevamente en el error de contar con una plantilla limitada. Me lié a fichar como si no hubiera un mañana y conseguí hacerme con una plantilla de 25 jugadores. Esto también tenía sus riesgos: a más jugadores, mayor posibilidad de que surjan malos comportamientos.
Me las arreglé bastante bien para llevar al equipo durante toda la temporada. Iba bien en la Liga y en la Champions. Todo esto ocasionó que empezara a descuidar un poco la Copa. Visto lo visto, pensaba que lograría colarme de nuevo en la final sin muchas dificultades. Gran error, un un partido contra un equipo de segunda división quedé eliminado.
El golpe moral fue bastante grande, no solo entre la plantilla y la afición, sino conmigo mismo. Me impuse la norma de que si esta temporada no conseguía ninguno de los dos grandes títulos que me quedaban, dejaría el juego.
Volví a sufrir bastantes lesiones, pero gracias a mi planificación pude salir adelante. Por primera vez pasé a semifinales de la Champions y empecé a sentir un cosquilleo en la barriga. ¿Y si se cumplía el sueño de ganarla? El calendario tan apretado hizo que dejara en un segundo plano la competición liguera. Tenía partidos de Champions a solo tres días después de uno de liga. No quería que mis titulares acabaran fundidos, por lo que los dejaba en el banquillo incluso en partidos muy importantes.
Esto ocasionó lo previsible: conseguí meterme en la finalísima de la Champions eliminando al vigente campeón (el Al-Sadd de Raúl, esperemos que se cumpla en la realidad). Pero mi posición en Liga había bajado hasta la cuarta posición.
Inesperadamente mi equipo empezó a ganar partidos de liga dificilísimos, incluso con los suplentes. Hasta el punto de llegar a colocarme a muy pocos puntos del líder. Todo ello coincidió con la final de la Champions, que me tocó jugarla contra el Suwon. Mal presentimiento.
El Suwon venía de ganar la Copa y estar en posición de ganar la liga. Era el único equipo que podía aspirar al triplete.
El partido fue de infarto. Empezó ganando el Suwon 2-0, y mi equipo logró remontar hasta ponerse 2-3. A falta de 10 minutos para el final sucedió lo imposible: dos goles rápidos del Suwon sentenciaron la final. Suwon 4-3 Seoul. Adiós al sueño de la Champions.
Acabé bastante cabreado y quise terminar la temporada rápidamente y dejar aparcado indefinidamente el juego para ponerme con otras cosas. Pero, una vez, más, el fútbol volvió a sorprenderme. Mi equipo encadenaba victorias una tras de otra. Hasta que a falta de un partido conseguí ponerme líder empatado a puntos con el segundo.
El último partido de liga era una final: si ganaba tenía el título. Si empataba o perdía dependía de lo que hiciera el segundo.
La suerte me sonrió: no tuve que mirar ningún partido más que el mío, puesto que lo gané por 1-4.
Conseguí el título de liga en una temporada memorable, subcampeón de la Champions y campeón de la liga.
Podría haber conseguido el doblete, pero, visto lo visto, me conformo con lo logrado.
Tres títulos en tres temporadas. Sigue sin estar nada mal.
Temporada 4, ????.
Como ya dije antes, decidí darme un respiro al final de temporada y aparcar indefinidamente el juego.
Tengo pensado volver, por supuesto, pero aún no sé cómo. Me planteo varias opciones: intentar conseguir de una vez por todas la Champions con el Seoul o dirigir a España (convocando a Raúl) en el reciente mundial de Brasil 2014.
También pensé en dirigir a El Palo de Málaga. Un equipo de mi barrio que está disputando la segunda división B. Sería un reto grandioso intentar llevarlo a primera.
De momento lo voy a dejar aparcado. Football Manager 2014 ha sido una experiencia gigantesca e irrepetible, pero también agotadora. Para sentirte bien con él es necesario dedicarle una cantidad de horas inhumanas. Algo que ahora mismo, tras 74 horas, no estoy dispuesto a ofrecerle.
Tiene sus fallos, como todos los juegos, pero es imposible exigirle nada más. Football Manager 2014 es un juego tan grande, tan bien hecho, que resulta difícil creer que alguna compañía en un futuro lejano pueda tan siquiera plantarle cara en su género. Recordemos que Fifa Manager terminó por retirarse del mercado.
Antes de acabar quiero reflexionar un poco sobre mi experiencia en FM14. Esto es: setenta y cuatro horas de juego dedicadas únicamente a disputar tres temporadas con un equipo de una liga asiática. Teniendo en cuenta que hay ligas en 51 países, el porcentaje de juego “visto” es ridículo. ¿Véis por dónde voy? No existe un juego o saga en toda la historia que ofrezca tantas formas distintas de afrontar una partida como este. Y que a su vez haya tanta variedad en esa forma de afrontarla.
Football Manager 2014 es… fútbol puro. Y eso no se juega, eso se siente.