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Análisis: Final Fantasy XIV – A Realm Reborn

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ffxivpcAnalizar un Final Fantasy en Legend SK siempre es un acontecimiento especial. Es la saga por la que empecé a enamorarme de los videojuegos. Y también la responsable de que acabara hartándome de ellos.

Muchos ya lo sabréis, fui de los primeros en probar FFXIV antes de su lanzamiento, en la Gamescom de Colonia. Y también fui de los primeros en abandonarlo cuando vi el acabado tan desastroso en su versión final.

El renacimiento de Final Fantasy XIV, bautizado como A Realm Reborn no causó en mí ni el más mínimo interés. Primero porque Square Enix me ha demostrado mil y una veces que no saben hacer nada bien, y segundo porque en esa época me pilló jugando a Guild Wars 2. Era de esperar mi reacción, ¿verdad?

Bueno, me engañaron. Final Fantasy XIV es uno de los motivos principales por el que tengo Legend SK tan abandonado.
A día de hoy llevo cerca de 700 horas jugadas, así que creo que estoy capacitado para intentar explicar por qué Square Enix se ha sacado de la manga, en tan poco tiempo de vida, uno de los mejores MMORPG de la historia.

Jugando a nivel bajo. Conociendo el mundo.

Cuando uno afronta por primera vez FFXIV lo que más impresiona, si se tiene un buen equipo o se juega en PS4, es su apartado técnico. En su día fue el techo gráfico en su género. Año y pico después sigue siendo de los mejores.

Muy acertadamente el diseño está encaminado buscando el realismo en vez de la caricatura al estilo dibujo animado, como hacen la inmensa mayoría de sus competidores. Esto consigue que literalmente nos quedemos con la boca abierta admirando según qué paisajes en muchos momentos del juego. Aquí también ayuda el impecable diseño artístico que muy de vez en cuando Square Enix suele hacer en sus obras.

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Entrando de lleno al plano jugable veremos casi desde el principio, aunque en ese momento no se entienda del todo bien, el innovador sistema de desarrollo de personaje de FFXIV. Un sistema que lo hace diferenciarse de todo lo visto anteriormente y que está basado en una premisa muy simple: un personaje que vale para todo.

Antes de adentrarnos en este sistema hay que aclarar el concepto de clases y jobs.
La clase, lo que elegimos al principio en la creación del personaje es, por decirlo de forma entendible para todos, la profesión básica. Esta profesión, llamada realmente clase, es necesaria para alcanzar al job avanzado y definitivo en el que se convertirá un personaje en nivel alto.

Pero, y aquí llega lo interesante, para tener el job avanzado es necesario subir de nivel varias clases. Por ejemplo, para ser Summoner debes haber subido a nivel 30 la clase de Arcanist y a nivel 15 la clase de Thaumaturge.

El meollo de todo este sistema es que un mismo personaje puede ser cualquier clase, y cualquier job, con simplemente cambiarse el arma principal, que es el que determina el rol del personaje.
¿Y por qué algo así? Porque como pasaba por ejemplo en Final Fantasy V, un personaje puede usar habilidades de otro job solo con haber llegado al nivel de ese job que desbloquee la habilidad.
Obviamente no todas las habilidades pueden ser usadas por todos los jobs, hay restricciones necesarias para que el juego no se rompa a la primera de cambio.

Este sistema, aparte de obligar al jugador a tocar varios jobs y quitarle así de un plumazo el posible tedio que pudiera tener levelear a tu personaje, convierte el sistema de combates en algo increíblemente versátil y divertido. Con muchas posibilidades a la hora de afrontar los encuentros.

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Las primeras horas en Eorzea son básicamente un tutorial para aprender las mecánicas básicas. En esta primera etapa no nos tenemos que preocupar mucho por hacer las cosas bien, ya que el juego nos lleva de la mano en todo momento. Nos introduce en la historia (superior a la media, pero nada destacable), nos presentan a los personajes principales y nos obligan a recorrer los diferentes escenarios para que nos vayamos familiarizando.

Si hay algo que hace bien FFXIV por encima de todo es la dosificación milimétrica de contenido.
A diferencia de otros MMORPG donde te lo dan todo a la primera de cambio sin ninguna sutilidad (me viene a la mente Guild Wars 2, que desde el nivel 1 ya teníamos el PVP desbloqueado) aquí tenemos prácticamente todo capado. Según vamos subiendo niveles se nos irá permitiendo el acceso a los distintos contenidos que el juego ofrece.

De esta forma se aseguran varias cosas, la principal: que solo se nos dejará hacer algo cuando estemos capacitados para ello. Vuelvo a lo de antes con Guild Wars 2, ¿por qué se nos deja ir a PVP cuando no sabemos ni cómo se mueve el personaje? Eso aquí no pasa.
Lo segundo, y es lo que causa mayor satisfacción: estaremos durante todo el juego, hasta llegar al nivel máximo, desbloqueando cosas importantes e interesantes. Por lo que en ningún momento da esa amarga sensación de haberlo visto ya todo en sus primeras horas.

Niveles intermedios. Mazmorras y jefes.

A partir de nivel 15 la mecánica da un pequeño giro que a mucha gente le tira un poco para atrás, y que a mí me parece un completo acierto: El juego nos obliga a completar mazmorras para seguir avanzando en la historia.
El concepto de mazmorra aquí, por si hay algún despistado, es el mismo que el de Raid, solo que con cuatro personas y obviamente con una dificultad ajustada a la experiencia del momento.

¿Qué quiere decir esto? Que para avanzar tendremos que cooperar obligatoriamente con otras tres personas y completar esa mazmorra.
Es aquí cuando el juego alcanza cotas altas de diversión si se juega con amigos.
Tampoco has de preocuparte si no tienes con quién jugar, pues existe un sistema, heredado del WOW, para que busque automáticamente a personas de todos los servidores que en ese momento quieran hacer esa misma mazmorra.

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Antes dije que a mucha gente no le terminaba de gustar la obligación de hacer mazmorras para avanzar en la historia. La explicación es sencilla: en FFXIV cada rol tiene una responsabilidad y tienes que cumplirla. Si eres healer y lo haces mal es imposible que esa mazmorra se complete. Si eres tanque y fallas, más de lo mismo. Únicamente el rol de DPS es el que se puede escapar de esa responsabilidad en sus acciones. Al menos a nivel bajo.

Es por eso que a partir de este punto debes tomarte las cosas en serio si quieres llegar a ser algo en el juego. Si juegas mal, la gente te va a echar. Es tan simple como eso.
No es difícil, pero se requiere un mínimo de atención en lo que haces.

¿Y si yo quiero jugar sin responsabilidades de ningún tipo?” Bueno, te puedes ir a cualquiera de los otros cientos de MMORPG clónicos que hay en el mercado. Aquí se juega así.
Como mucho, te podrías dedicar a subir las clases de crafteo, que no requieren nada especial para su avance.
Demos gracias que esto no es Final Fantasy XI, donde no se podía hacer nada sin party… y no había sistema automatizado para encontrar gente.

Alguno se estará preguntando: ¿qué sucede si toda la población es de nivel alto y no hay nadie de bajo nivel que quiera hacer la mazmorra?
Aunque parezca increíble, Square Enix ha hecho las cosas muy bien. Para evitar que haya lugares que se queden desiertos, y que esa gente pueda seguir avanzando, ha ideado un montón de incentivos a todos esos niveles altos para que vuelvan a las mazmorras de nivel bajo.
Generalmente objetos necesarios para conseguir armas poderosas o buen equipo.
El equilibrio entre niveles altos y bajos permite, además, que casi siempre haya gente veterana que pueda explicarle a los nuevos las mecánicas y estrategias de la mazmorra en cuestión.

Poco a poco, mientras avanzamos por esas mazmorras, iremos viendo más y más contenido. La crianza de chocobos, el acceso a PVP, los viajes a las grandes ciudades, la casa de subastas, los logros, las misiones semanales y diarias, minijuegos, sidequest, cazas, eventos en tiempo real… En definitiva, un sin fin de cosas por hacer. Aquí el que se aburre es porque quiere.

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Nivel máximo. El verdadero juego.

Tal y como sucede en la mayoría de MMORPG, no es hasta que alcanzas el nivel máximo cuando descubres realmente la inmensidad de juego que tienes delante.

Todo lo visto anteriormente era un ensayo. A nivel 50, el máximo permitido hasta el momento, se desbloquea el contenido ‘high end’. Es decir, la parte donde ya no solo hace falta tomarse las cosas en serio, sino que es necesario saber jugar muy bien para avanzar.

Las mazmorras pasan a un segundo plano y se empiezan a presentar las Raids. Es decir, de las cuatro personas que se pedían inicialmente pasamos a ocho. En algunos sitios incluso es necesario 24 personas.

Mucho de ese contenido será inaccesible incluso habiendo alcanzado el nivel máximo. ¿Por qué? Os preguntaréis, porque una vez llegados a ese nivel 50, será necesario subir el item level. O lo que es lo mismo: el nivel de equipo que llevemos. Cada armadura que nos pongamos tendrá un nivel. A más nivel, más alta será la media, y a más sitios podremos acceder.

Teniendo en cuenta que nada más subir a nivel 50 nuestro item level raramente pasará del 45, y que la mayoría de raids piden un item level de 70, y hasta 110 las más exigentes, os haréis una idea de lo que toca en este momento, ¿verdad?

Farmeo de equipo. Volver a revisitar las mazmorras antiguas (ayudando así a los nuevos, ¿véis el ciclo?) para poder seguir avanzando en ese contenido high end.
Algo que me encanta de FFXIV es que el equipo de más alto nivel no se puede comprar con guiles. Tampoco te lo puede prestar nadie. Te lo tienes que hacer tú mismo
Esto, aparte de inutilizar las cuentas ilegales de venta de dinero ficticio, da un equilibrio magnífico al mercado.

Square Enix ha conseguido tejer un juego donde todos sus apartados están equilibrados a la perfección. El mercado, las mazmorras, el farmeo. No hay nada roto o que desentone. Incluso para ese propio farmeo de equipo existen restricciones semanales que evitan que el típico viciado se haga un súper personaje en una semana de juego. Aquí la constancia es importante, y se antepone a las horas indiscriminadas de vicio de los chinofarmers.

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Con tantas horas dedicadas a mi personaje imaginaréis ya cuál es mi situación actual en FFXIV. Me estoy moviendo en las raids más altas, aquellas donde no solo es necesario jugar muy bien, sino que es imprescindible ir con gente que conoces y que sepan a la perfección cuál es su trabajo en la batalla. Voy más allá: es imprescindible tener contacto directo por voz con esa gente. Un fallo, un solo fallo, y todo se va a la mierda.
Esto puede parecer muy estresante, pero la satisfacción de completar una de estas raids de alto nivel es indescriptible. Obviamente para llegar a este punto tienes que estar en un clan y haber socializado lo suficiente como para conocer a tus compañeros. Porque repito: el nivel de dificultad en estas raids (para los entendidos: Los turnos altos de Bahamut) es muy elevado. Y resultan imposibles completarse si cada miembro no hace su trabajo y no existe una compenetración perfecta.

Por supuesto este contenido no supone más que el 1% del juego. La inmensa mayoría ni siquiera llega a este punto. Y tampoco es necesario. Hay muchísimas cosas por hacer, y esto es solo una de ellas.

Pinche aquí para ver el vídeo

En el anterior vídeo se puede ver cómo derrotamos a Nael, uno de los bosses de esas raid jodidas de las que hablo. Estuvimos más de un mes intentándolo día a día hasta conseguirlo.

La justificación de las cuotas.

Por si hay alguien que no lo sepa, Final Fantasy XIV requiere suscripción mensual para jugarse. Específicamente 8 euros mensuales si se sabe buscar bien.
Mucho se ha hablado sobre si las cuotas son necesarias o no. Después de 700 horas os puedo decir que si existe un juego que justifique por sí mismo un sistema de suscripción, es este.
No me malinterpretéis, yo también preferiría jugar gratis, pero cuando profundizas en FFXIV te das cuenta que no podría ser de otra forma.
Ese equilibrio de mercado del que hablé antes es impensable en un juego sin suscripción, porque tendrían que meter micropagos para poder rentabilizar un contenido tan grande. Y pasaría lo de siempre: el mercado se rompería.

Igualmente no solo afecta al equilibrio del juego. El ritmo de actualización de contenido en este juego es algo que no he visto nunca en toda mi vida como jugador. Cada dos meses, a mucho tardar, insuflan una cantidad abrumadora de contenido. Y no me estoy refiriendo a eventos normales y corrientes que los haces una vez y ya está (Mundo Viviente, ejem), que por supuesto eso también está aquí. Sino a contenido de verdad. A expandir la historia, meter mazmorras y muchas otras cosas nuevas.

Para que veáis de lo que hablo, hace menos de un mes metieron un parche de contenido que incluía, entre muchas otras cosas, tres mazmorras nuevas y cuatro raids. Todo contenido High End. ¿Sabéis cuántas raids han metido en la última expansión del WOW, previo pago de 45€? Una.

¿Sabéis qué va a ocurrir el día 24 de este mes? Que van a meter Gold Saucer, con carreras de chocobos, y el famoso Triple Triad de Final Fantasy VIII.

No sé qué pasará de aquí a unos años, pero el ritmo de actualización de FFXIV a día de hoy es increíble. No hay ningún competidor en la actualidad que ofrezca algo como lo que se ve en este juego.

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Conclusiones.

Final Fantasy XIV es un MMORPG imprescindible para los amantes del género, pero es que para los que nos gusta la saga Final Fantasy incluso la palabra imprescindible se queda corta. Todo el juego está pensado para los fans. Convivimos en un universo Final Fantasy, y todos los elementos que lo hicieron grande están aquí: los chocobos, los moguris, la música de FF clásicos en según qué momentos, los monstruos de antiguos juegos que aparecen en las raids. Hasta escenarios clásicos como Costa del Sol hacen acto de presencia en el mundo de Eorzea.

Todo el juego es un guiño constante al jugador que lleva toda su vida tonteando con la saga. Pero esta vez un guiño bien hecho. No cosas como Final Fantasy Dissidia y demás tonterías.

Al ritmo de actualización que va este juego, puede convertirse sin muchas dificultades en el mejor MMORPG de la historia. Pero hay que ser prudentes, de momento solo es el alumno aventajado que se está apartando la competencia a manotazos con la misma facilidad con la que se mata una mosca.

Final Fantasy XIV – A Realm Reborn es, sin ningún tipo de duda, el mejor Final Fantasy que se ha hecho desde la fusión de Square y Enix. Y digo bien: el mejor Final Fantasy. Hay más esencia de la saga aquí que en cosas como Final Fantasy X-2, XII o XIII.


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