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Five Nights at Freddy’s y el terror mal hecho

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fivecoverRecuerdo que hace muchos años, casi en los comienzos de la popularización de internet para el gran público, un amigo me invitó a ver en su ordenador ‘una cosa increíble’.

Era una página web que mostraba una especie de habitación luminosa donde se suponía que tenías que encontrar algo inusual en ella, pero solo si te fijabas muy bien en todos los detalles.

Cuando llevabas medio minuto observando la imagen, aparecía la cara de la niña del Exorcista a la vez que por los altavoces se escuchaba un molesto grito. Por supuesto, el susto que te pegabas era de campeonato.

Five Nights at Freddy’s es exactamente eso, pero pagando por ello. Forma parte de un subgénero llamado ‘screamers’. O como yo lo le llamo: terror mal hecho.

No me molestaría tanto que juegos así triunfen si no fuera porque después te encuentras comentarios como estos:

Unos de los mejores juegos de terror

Es el mejor juego de terror que he jugado en mi vida

El mejor juego de horror del mundo

Es el mejor juego que haya jugado

No he querido poner los comentarios donde la gente dice que la historia es buenísima, porque quiero terminar esta entrada sin cabrearme demasiado.

Este tipo de juegos, donde el único fin es asustarse de forma injustificada, es el plato perfecto para todos esos Youtubers que hacen entretenimiento basura, actuando y exagerando cada momento para atraer así a una mayoría de público preadolescente a la que le encanta ver a alguien pasarlo mal.

El peligro de la popularización de este tipo de juegos es que desgraciadamente vivimos en un mundo donde las modas son las que marcan la tendencia del medio y guían el sector hacia un camino u otro. No vale aquello de si no te gusta no lo compres, esa fue la frase que más me repitieron cuando hace bastantes años me quejaba por aquí de la estafa de los DLC, y todos sabemos cuál es la situación actual.
Tristemente los videojuegos ya no es preocupación de cuatro frikis, ahora juega hasta la abuela. Y precisamente esa abuela tiene más influencia en el medio que tú.
A alguien a quien no le guste el género, se la sudará. A mí, que lo amo, todo esto me sienta como una patada en el estómago.

Five Nights at Freddy’s, y todos los cientos de clones aparecidos tras su popularización, son juegos de usar y tirar cuyo valor como producto de entretemiento es nulo. Son basura; hez descompuesta cuya mecánica de ensayo-error es un insulto no ya solo a los que nos gusta el género de terror, sino a cualquier persona aficionada a los videojuegos.

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Prueba fehaciente del valor que tienen estos productos, y en particular Five Nights at Freddy’s, es que en menos de un año de su lanzamiento se ha convertido en una saga de tres entregas. Con la cuarta ya anunciada.
No tengo nada que reprocharle a su creador, él sabe mejor que nadie la calidad tan nefasta que tienen sus juegos, y por eso está intentando exprimir la gallina lo máximo posible mientras el efecto hipnótico dure entre su público.

Pero, como decía más arriba, desde el punto de vista de alguien que ha crecido con Alone in the Dark, y después Silent Hill, que algo como Five Nights at Freddy’s se convierta en la tendencia a seguir es motivo para alarmarse. Más si cabe cuando el género no es que esté pasando precisamente por su mejor momento.

Hace poco hubo una oleada parecida a raíz del éxito de Amnesia. Con la diferencia de que ese juego sí era un producto de muchísima calidad hecho por un equipo que ya había demostrado manejarse de lujo en el género con su saga Penumbra.
La consecuencia de esa moda nos trajo cientos de clones malos de Amnesia, pero también alguno que otro brillante, como Outlast, hecho por gente que ya había participado en juegos de renombre en la industria.

En Five Nights at Freddy’s no hay nada que rescatar. No es posible que a partir de ahí nazca un juego que con esa base consiga hacer algo bien. La basura solo engendra basura. Y si la tendencia en el género va a ir por ahí, mejor saltar del barco a tiempo.

Hacer terror no es algo fácil. Y no hablo solamente en el ámbito de los videojuegos. Seguro que a muchos de vosotros os ha pasado estar viendo alguna película de género y reíros en alguna escena en la que se supone tendría que provocaros miedo. Es bastante humillante para un creador presenciar algo así. Y esto ocurre porque transmitir una emoción como esa es harto complicado.
Por ello es que muchas veces se abusa de la técnica bautizada por mí como ‘sustos palomiteros’. Es decir: poner frente a la cámara algo inesperado y subir el volumen para que el espectador/jugador se lleve el susto. Esto no tiene ningún mérito, pero usado adecuadamente puede complementar de forma estupenda un tipo u otro de atmósfera.

Volviendo a los videojuegos, los desarrolladores menos talentosos abusan de esta técnica para compensar su incapacidad de transmitir miedo mediante la psicología.
Siempre suelo poner el mismo ejemplo: Resident Evil, y su particular némesis; Silent Hill. La cara y la cruz de hacer terror. Mientras que el primero se basa casi exclusivamente en esos sustos palomiteros, el segundo consigue aterrorizar sin ningún tipo de trampa. Solo manipulando inteligentemente lo que el jugador ve y escucha a cada paso de su aventura.

Pongo a Resident Evil como ejemplo de terror mal hecho porque, tal y como está la situación, ese tipo de terror me parece gloria comparado con lo que tenemos hoy en día. Y no hablemos ya si lo comparamos con esa basura que protagoniza esta entrada: Five Nights at Freddy’s.

Pero, ¿cómo podemos pedirle a los desarrolladores que se curren un buen juego de terror si después nos encontramos con cosas como esta?

Como siempre, los medios haciendo correctamente su trabajo. ¡Qué vergüenza!

Teniendo en cuenta todo lo dicho más arriba, ¿alguien se sorprende de que Konami haya decidido cancelar Silent Hills y anunciar que se van a dedicar a hacer juegos para móviles?

Que cada uno ate cabos.


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